La publicidad es una forma de comunicación compleja, unidireccional e impersonal y de largo alcance que utiliza medios de comunicación masivos (Televisión, radio, periódicos, internet...) para así llegar a todo el mundo al que va dirigida, y yo me atrevería a decir que a quien no va dirigida también.
Luis Bassat define a la publicidad como "El arte de convencer a los consumidores". Estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación; la publicidad es un arte, pero ¿Nos convence...o nos vuelve un poco ""tontos¿. No tenéis que olvidaros de cuando nos volvemos locos en cuanto vemos los anuncios de las rebajas, o cuando es Navidad que nos ponemos a comprar compulsivamente regalos gracias a los Reyes Magos que vienen del lejano Oriente.
El objetivo de la publicidad se rige mediante la palabra denominada AIDA (No, no es la serie). Son unas siglas que significan lo siguiente:
- Atraer la Atención.
- Suscitar el Interés.
- Provocar el Deseo.
- Desencadenar la Acción.
Pero, ¿Es sexista la publicidad?
Según el manual de "Publicidad y Sexismo" publicado por el Colectivo Fem TV, un anuncio es sexista cuando reúne la mayoría o alguna de las siguientes características:
- Cuando hace un uso sexista del lenguaje.
- Cuando directamente se insulta o se agrede por razón de sexo.
- Cuando se identifica a las mujeres con el mundo doméstico exclusivamente.
- Cuando se utiliza a la mujer como objeto sexual.
- Cuando se excluye a las mujeres del mundo laboral o cuando se las limita a ciertas profesiones.
- Cuando asigna comportamientos diferenciados por razón de sexo.
Personalmente, opino que la mayoría de anuncios que podemos ver hoy en día son sexistas. Por ejemplo, observad las siguientes fotografías y decirme si hay o no sexismo...
Como podéis observar, los anuncios anteriores son claramente sexistas, puesto que en ellos se trata a la mujer como un objeto sexual e incluso se la trata como algo indiferente, como si no valiera nada.
Personalmente, pienso que esta mentalidad se debe cambiar, primero las de cada uno de nosotros y más tarde, las de los jefes de las grandes cadenas de publicidad cuyo principal y único objetivo es la de vender y enriquecerse personalmente.
La publicidad es arte, sí, pero el tratar de esta forma a la mujer no es arte, es repugnante.
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